“Amor es que tú seas para mí el cuchillo con el que escarbo en mi interior".
Cartas a Milena. Franz Kafka
Sus pelos, curvas, huecos, huesos, uñas mal cuidadas. Aliento de dragón, cuerpo inflamado, quién le manda maltratarse así, para luego curarse escribiendo. Jugos purificadores. Dejarse de tonterías y ayunar…
Dispuesta a coserse, a coserse.
Sostenía el móvil cual daga dispuesta a apuñalar esa boquita burbujeante que no paraba de soltar barbaridades.
Su amante, sentado en la butaca como un saco de patatas. Ruido, resoplidos, filosofía barata, cállate, no se calla, neurosis. No quiero perder más tiempo. Que quieres de mí.
¡Recoge tus cosas! Te has quedado sin ropa, la tiré toda al fuego. Tus apuntes, los papeles, el ordenador, hasta el móvil, la daga, el bolígrafo, Baba Yaga— no queda nada. Ni café— locura.
Vas a saber lo que es bueno. J´y mettrai le feu!— Café! Café!
Dedos fríos.
Sentada con las piernas cruzadas, afilada por la Stalkeress. El pelo largo le cubría los pechos. Falda negra de seda con cinturón apretado marcando la cintura. Pies descalzos, sucios.
Andan todos desnudos por aquí. Y hace frío. El fuego se alimenta con la ropa de la que van despojándose.
Los libros, una novela tras otra, historietas absurdas. Los muebles, los cuadernos, el ordenador. Dedos fríos sale a cortar leña, pero sólo trae ramitas y troncos pequeños.
Nunca falta café.
Las caras son pálidas con círculos rojos de lo cerca que están de la chimenea. Como una boca que les engulle. Luego arden y se alejan.
Se tumban en un sofá amontonados, se confunden las piernas y los dedos y los pelos y las bocas. Beben vino rojo, jugo de remolacha y limón. Saben a sudor salado y aceitunas, el color púrpura se confunde con la sangre, le da color a los labios, las lenguas.
Todo sabe a remolacha últimamente, paladean cuellos, ingles, todo sabe a sal y huerto y patatas y vida campesina. Más leña. Otro libro al fuego.
La música de Ashley es perfecta para la atmósfera que necesito describir en esta Ópera. Un ambiente desquiciado de los 90, tan hippie y decadente como las mil referencias que voy depurando. Con Guillermo Fernández elegimos la banda sonora. Es Blondie, y es Naked de Mike Leigh, y Fiona Apple, el rasgueo de la guitarra como electricidad estática en las colinas de Hollywood.
La loca de la colina vive allí, un mundo totalmente escapista donde a las 3 de la tarde en pleno verano salimos a beber cerveza desafiando el calor. Y ahora en esta decadencia, en invierno, en los huesos, sólo miramos la luna llena. Esperamos desnudos, hemos quemado toda la ropa.
There´s no cure— dice
No hay vuelta atrás.
…
Mil gracias por permitirme utilizar tu música, Ashley. Es un honor y estoy feliz.
Gracias por toda la inspiración, Guillermo, Ashley.
Much love,
Yolanda.
Comparte este post