Me vi realizando los vídeos de la Ópera introvertida porque yo estaba aquí, en Madrid, sentada en mi cocina, pero no estaba aquí, en esta cocina en julio de 2024. En realidad yo me encontraba gritando Speak aloud!, Shut up! bebiendo cerveza fuera, en el porche de una cabaña en las colinas de Hollywood.
Dentro me esperaban Voyeur y esa resabiada de niñata que era Cold Fingers, llamada así por sus dedos fríos que te recorrían la espalda como un mal presentimiento. Y el Voyeur, otro tipo chulesco que entró a robar mis dibujos, y que apartaba mi diario con una mano mientras que con la otra tiraba de la anilla de la lata de cerveza y colocaba las piernas sobre mi mesa.
Así, la bruja, desprovista de sus armas, balanceada después por el techo, a punto de morir, ahí arriba pensé que debía describir la atmósfera, los colores que divisaba desde esta altura. Desde el techo, a través de la ventana, tan hermosas se veían las colinas de Hollywood... Yo tenía la ciudad a mis pies.
Y una bruja ríe desvergonzada, desafiando el miedo.
Y los lobos aúllan.
Y yo quería hacer vídeos horizontales como las películas de Hollywood, no íbamos a desaprovechar que estábamos encerrados en la ciudad de nuestros sueños. Quería que mi risa retumbara como el grito de Brigitte Bardot en Bonnie and Clyde de Serge Gainsbourg.
Yo quería que un Serge Gainsbourg me pellizcara la cintura, acercándose por detrás sin avisar, y me hiciera esa cosquilla, y que grabara mi voz y me erigiera una obra maestra.
Our dreamland!
Escribiendo con Guillermo Fernández y Carolina Aranda. A trozos, en altibajos, aciertos y malentendidos. Inspirados.
La música me la regala y gritamos y bailamos al ritmo de la escritora Melodie B.
Con amor, siempre.
Yolanda.
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