The last time she saw the ghostwriting model
she landed wedged deep into the sofa
so fucking aghast at sideghosting the fine creature —
-He dormido con los ojos abiertos en su cama, que es en realidad mi habitación, la mejor que tengo, y que ofrezco a las visitas. La otra habitación es más pequeña, pero es donde escribo, donde me voy con el portátil a tener un poco de intimidad, lo abro y escribo.
Me llevó a su cama, las relaciones a distancia. Esta vez han sido 3 años sin vernos. Nos quedamos despiertos hasta las 4.
Tengo heridas bajo el brazo, marcas de uñas por la tripa, la pelvis, alrededor del ombligo. Apenas puedo levantar los brazos, los muslos se sienten flojos como tirantes abandonados en la silla dorada con la boa encima azul cabaret.
Mi alma es esta habitación. Encuentro notas antiguas en los bolsillos de la chaqueta, calcetines desparejados, un caramelo de canela picante, un regalo de Francia.
Sigo cansada. Él ha dormido todo el día. A las 7 pide su café, su croissant de chocolate. Vuelve a dormir. Al anochecer vuelve a la superficie para apropiarse del ordenador, una camiseta que olvidé bajo la cama, un lápiz, cosas que pide prestadas, lo que encuentra por la habitación, y cierra la puerta.
Me ahogo y salgo a la calle a hacer la compra, a que me dé el aire. Paseo con la bolsa de verduras por la reja del parque y se me congela el alma, las piernas temblorosas, como un androide.
Me siento en un banco. Si fumara, no podría oler en profundidad la humedad de la tierra negra, un perfume rancio de patio interior y tortilla de patatas. Eucaliptos, sauce llorón esquelético, ramas cortadas, olor ácido, polución. Esas sinestesias.
Las ideas lentas que se cuecen aquí, sin televisión. Sin mi ordenador ando un poco perdida por la vida. Me siento bajo un mirlo en un eucalipto, e intento trabajar un poco en un cuaderno con los ojos quemados por la calefacción, los focos de la feria, y la noche de salvajismo.
Este lenguaje del diablo te lía, te hace perder el tiempo.
“Mi amor:
En Francia, en la Feria de Arte, vendí mis dibujos eróticos. Esta gente aprecia las mil formas de erotismo, los trazos de tinta china, los grabados finales, sus versiones, posturas y hasta los bocetos, los garabatos son muy apreciados entre los franceses. Estos dibujos de monjas haciendo guarradas, cosas así, me lo quitan de las manos, ¿te lo puedes creer?
Se acercó uno de los pervertidos, un señor con colmillo dorado que dejó un cerco rojo en el vaso de vino. Le miré con aprensión, todavía no me muevo con soltura en este mundo del mercado del arte. Era una marca de vino tinto, no era sangre real. Aun así, me miró directamente a los ojos y se disculpó:
“Hmmm… Los labios se me resecan con el frío. Si me permite un consejo, yo subiría el precio de los marcapáginas, son tan baratos que la gente va a pensar que se trata de reproducciones de otro artista.”
Con mi rotulador rojo, subí el precio a 30 euros. Al poco, empezaron a acercarse todos, los viejos, los jóvenes, los pervertidos. Los bibliófilos, los amantes del arte, los amantes en general. A los 20 minutos se habían agotado las postales, los bocetos … ¡los marcapáginas!
¡La servilleta con sus labios estampados, la mezcla de sangre y vino! Soy muy, muy feliz.
Tuya,
___________.”
Mi amante dice que le deprimen mis emails eróticos, que quiero hundirle la vida. No comprende mi pasión por las descripciones naturalistas.
Harta de dibujos, me refugio en mis estudios de alemán. Y me emails se resienten. Debe de haber algo neurótico en Centroeuropa. La falta de sol…
Me pinto los labios para seducirme a mí misma, para saltar de esta silla y montar un cabaret de verdad.
Pero recuerdo la sonrisa del colmillo de oro, los billetes que coloca en mi mesa a cambio de mis grabados. Las líneas de unas medias que culebrean hasta la ingle. Trazar con tinta china vale dinero. El coraje. La autoestima. “Merci, Monsieur”.
El sonido de la pluma sobre su agenda “Zigggggsssssssssss…” El autógrafo.
“Yo he vivido”.
Las hebras del papel se rasgan como lencería.
La calefacción del hotel sisea, el brillo de los labios, el filete de ternera con paprika y mucha sal me quita las náuseas.
Mientras mi amante me mordisquea las orejas, cierro los ojos y pienso en un post de Elon Musk, algo sobre Milei, y un meme de un tío en la cama con el portátil encima, y una mujer de espaldas a horcajadas, la erótica y la chanza… la frente del político acaba en la espalda de la señorita, estos malos pensamientos me distraen.
Me río, mi amante se desmotiva, en la cocina se prepara un café.
Dónde estoy si no en esta pantalla.
Los edificios azules entran por la ventana.
La camisa y el pantalón por el suelo, mis botas, las medias, incluso un liguero, el estilo maravilloso vintage de todo … anoto en mi libreta el panorama.
No paro de sudar.
“Me has pegado la gripe”, le digo.
Trago esta ternera con paprika y sal porque el conde alimentaba a Jonathan Harker con esta comida gitana. Porque la sangre es la vida, y no quiero morir.
“This man belongs to me”.
Por supuesto.
Hola , Excelente Relato. Preciosas Fotografías Y Dibujo. Aquí Te Dejo Un Álbum , Vampirico Para Cuerpo Y Mente. Un Saludo. https://mexicanrarities.bandcamp.com/album/nicolas-inframundo
wow!