"You have to be lonely to be a writer" Edna O´Brien
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¡Masocas del mundo, uníos!
Las del parto natural, las del dolor empoderante, esta migraña me llevará al cielo.
Ayuno y abstinencia.
La historia es cíclica y es la era de Aquarius, pero Aquarius la bebida para mí, la que me hace bien. Harta de agua con limón, cien limones he exprimido y vomitado y alucinado…
Al tercer día resucito, son las 6:14 de la mañana y amanece, aire fresco para ser junio, porque Dios aprieta, pero no ahoga. Y yo no soy de las que les guste ahogarse.
Eva Mendieta habló en su storytelling oral de unas pavas médicas, o psicólogas aka serias científicas, que recomendaban el viajecito de la ayahuasca para curar los males del espíritu, o la depresión, o la angustia. Un desamor.
Inevitablemente todo me devuelve a mis libros.
Cuando estaba de moda la homeopatía, la heroína, el cannabis, los cristales y el pensamiento positivo, el tarot, brujerías, baby... ¿Ahora? Sí, ¡pero también en los 60! Nosotros somos un eco de aquellos hippies, los que pensaban que el ser humano es bueno por naturaleza, que no hay fronteras y que todos somos hermanos, oh yeah, como Jesucristo Superstar, canto Aquariuuuuus.
To el mundo e güeno y parirás con dolor. Ni los místicos españoles con el flagelo eran tan masocas.
Pero Edna O´Brien (Tuamgraney, Irlanda, 1930) es muy creativa, hizo su mejor libro con 80 años, escribió su biografía engarzando sus capítulos con las desgracias que le acontecieron, mezclándolas con caricaturas – descripción de su exmarido, no es que lo caricaturizase a propósito, pero señora, cómo no reírse de un marido que está pendiente de que si pasas dos días sin ir al baño te recuerde que estás sentada en una cloaca inmunda que te va envenenando poco a poco ….
Irlanda años 50, dónde vas sin tus hijos si quieres separarte, ¡no los vuelves a ver!
But you write your life out of hell.
Y tus novelas (James Joyce te da la clave narrativa) gustan y te haces famosa. Hasta te pagan los derechos para una película. ¡Y te compras una casa en Londres! Y Robert Mitchum acude a las fiestas que das, y te vuelves loca por Ted Hughes. Y una vez, en esa era de Aquarius, porque nadie es perfecto, y por muy lista que seas, la época en la que vives te influye y la tienes que vivir. Un día te dejas convencer y pruebas el LSD, porque todos lo hacen, y te han dicho que te abre los chacras o entenderás a tu madre, y serás sabia y escribirás como Dios.
Qué digo Dios: ¡se te abrirán los ojos y serás James Joyce!
Y te sienta como un tiro, las alucinaciones, los vómitos, tiemblas y llamas a tu mamá, esa señora que no te habla desde que dejaste al maniático de tu marido, que en el fondo te envidiaba, aunque estabas loca por él. Ernest Gébler, este hombre que conociste en esos ambientes intelectuales de Dublín, en la Irlanda de los 50. Eras tan joven…
Si hubiera sido Joyce el marido, o Ted Hughes… Al menos no hubiese sido un fanático de la pureza, el muy pervertido.
El caso es que cuando eres famosa, Marguerite Duras te atiende en la resaca del LSD, te trae tila a tu piso de Londres. Samuel Beckett pasa a darte conversación, y Sean Connery te deja una nota deseando que te recuperes pronto.
Y te juras que nunca nunca nunca más vas a dejar de comer ni vas a purgarte para alcanzar el Parnaso literario. Lo único que vas a hacer es ser tu misma, vas a escribir con tu propia voz y a aprender de los mejores, y con 78 años te sentarás a escribir tu autobiografía y harás que generaciones más jóvenes quieran escribir también.
Lúcida y terrenal, fieramente humana…