Esta mañana me preparé dos tazas de café, altas y de base ancha, que pensaba utilizar para pintar. Son el recuerdo de su época de miniaturista, escuchaba Radio 3 las noches que pintaba ejércitos napoleónicos, vampiros, steampunk y frailes con pistolones bajo la tela marrón, calvas y ojos vivos, lo que fuera. Hoy en día utilizo una taza para beber café y estudiar alemán. Me dijo que escribiera descalza. Me he quitado las botas verde barro de trinchera con plataforma, esas que utilizo para acercarme al supermercado, o al museo, y otear a los que entran, a los que salen, por si veo a mi asesino. Las botas verdes de plástico como esculturas Funky soft , eso debo olvidarlo, esa inspiración. Abandono toda sensación de seguridad que me dan las botas. Las medias son de rejilla y violetas, están muy gastadas, y los agujeros me hacen sentir el suelo; los agujeros no importan, forman parte de la red, y de la bohemia. La sensación de seguridad era infantil, el mundo no es seguro, el miedo de los atentados terroristas y la pandemia y una enfermedad grave me hace temer lo frío que encuentro el suelo. Ha llovido toda la noche, no he dormido, escucho cómo cae el agua por la calle, la carretera se ha convertido en un río, las paredes filtran la humedad, la tela verde de las obras de la fachada ondean. A las 6 de la mañana el cielo se aclara como el metal, amarillento y azulesco-putesco y cojo la taza. Las paredes sangran. El mundo es hostil. Pero no voy a flaquear ahora. Voy a escribir a mi lector. En la sala.
Milan es croata. Se dedica a pintar casas por las mañanas. Antes de sacar las cosas de la furgoneta, bebe su café solo y desliza la pantalla del móvil. Las noticias, los mensajes de whatsapp, las redes sociales. Mensajes de la novia, las buenas noches que no leyó “te amo, te siento encima, no lo olvides, tuya, en este momento son las 2 y te estoy follando, como a ti más te gusta cariño, no lo olvides, este culo todo para ti, lo sabes, cómo te gusta follártelo tan blanco como la luna que…”
-Oye, Milan- el compañero trae los churros recién hechos y se sienta a la mesa.
“… tan suave … cómo te gusta apretar…”
Arranca la mitad del churro con los dientes. Vuelve al móvil, a las redes sociales. A la portada de un periódico. Su sobrino con un vídeo jugando con un gatito. Qué dices de los churros. ¡Listo! Vamos a la tarea. Milan saca un cigarro y saborea el regusto del café, más templado, exquisito, ruborizante, el café inspira visiones.
Milan es arquitecto de interiores, interiorista, minimalista, artista cubista, pues todo lo que hace existe dentro de un cubo; esto es, habitaciones, salas. Él mismo diseñó una cama cuadrada, negra, de ébano, con cuatro cubos como patas, soportes, la idea era lisa y negra, casi era el sonido del piano, Schumann.
“Te extraño, amor”.
“TE A… TQM WTF!”.... ¿Qué dices? Milan escribe, liso como unas nalgas.
El sabor del café en la lengua después del cigarro. Templado. Luego la servilleta. Termina de teclear en el móvil. Vámonos.
La cama era cuadrada. Las paredes del cubo que era la casa de cristal negro durante el día y transparente de noche, para que los lobos se la… Nunca está bien planteado, y es un proyecto de odio, porque quieres que se la coma el lobo. KU-BO, se llamaba el proyecto. Muebles minimalistas. ¡El mismo nombre lo describe! Los títulos van al grano, aprende. “Usted mismo, como quiera”, “you name it, you got it”, se humedece los labios. Una plataforma sobre la que dormir, y una mesa si es usted escritor, o necesita escribir e-mails a su psiquiatra, si necesita desintoxicarse, nada como una casa en medio del bosque, KU BO CUTE QT, cute como tus piececitos, amor.
El proyecto quedó en una carpeta. La lluvia lo empapó y el río lo arrastró al mar. Pintor freelance, artista. Free life, tralarí tralará. El proyecto necesitaba unos materiales, dinero, y un bosque propio donde poder retirarse y olvidar a todo el mundo, el puto ruido; y necesitaba a una mujer. “Pues no hay nada como cambiar la espada por una cuerda y una pluma, y ¿qué es mejor? ¿Insistencia o reiteración? No puedo ir al grano, te he traído a esta casa en medio del bosque para perder el tiempo, nooo , pero tenemos todo el tiempo del mundo, hay que hacer las cosas bien. Los pezones helados. Vas dando saltitos por la casa y te he arrancado las medias, no importan demasiado, estaban muy desgastadas y sucias de barro, y los agujeros no abrigan. Medias de rejilla en el campo. ¡Fuera con ellas! Muslos helados, se mete en la cama bajo la sábana. ¡Haz fuego! Habría una chimenea, haré un agujero, comstruiré una chimenea.
(…Continuará…)
Muñeca de Oskar Kokoschka. Fotografía de Hermine Moos. 1918-1919.
Bueno leerte en espanol.