Nos sentamos en la alfombra a firmar un pacto.
Egos del artista, el músico, el poeta, el ingeniero de sonido.
Nos abrazamos, cantamos en corro algún salmo, brujerías, autoafirmación y el proyecto, el grupo, sale adelante.
¿Qué hay más importante que la música? Nada.
¡A tope el volumen de Bebe!
Y con el poeta.
The kid quería un sonido lo fi, tipo Nirvana, por qué no.
No parábamos de escuchar indie en el gimnasio, para desconectar.
Fumar marihuana en el salón el sábado, incluso la madre de kid quiso probarlo, que si desestresaba.
Rollo hormonal, todos los adolencentes de 30 años, pero qué dices, tía.
Bueno para la ansiedad.
Correr por el parque está bien, la ciudad estresa.
The kid se cabreó, porque es un chico de ciudad.
Su método de trabajo, para generar conexiones neuronales.
Hasta cerebros enteros.
¿Nos estás llamando imbéciles?
Quién te crees que eres.
¿Ves? Va de artista.
El rollo es fijarte en la cara de la gente, la ropa, qué le ha pasado, viene de trabajar rollo Bruce Springsteen, nena, take me to the river, rollo depre, puto trabajo de mierda.
¿Springsteen trabajaba en la mina?
Tío…
Este Kid es un flipado.
Si es que el arte, la creatividad…, que hay que tener personalidad.
Y aquí llega el ingeniero, que viene a decir que si este sonido se come a los demás.
El cantante marca la diferencia.
La cantante soy yo.
La voz nasal me recuerda a Bebe, dice.
Vaya flipe, tipo cantautora. Pero muy cañera.
No quiero ser mainstream.
Te mueres por ser famosa.
Eres un vendido.
¿Vas a ponerte a perrear?
Tía, ¿moviendo las caderas?, oh Baby.
Risas.
Tampoco te curras tanto las letras, tipo Aute, joder, qué rosifresi eres, ¿es que eres un poeta?
Muy fresi soy.
Suene como suene, si es que imagínate rollo Bob Dylan…
Que estoy harta de catorceañoeros de 40 tacos.
El caso,
the Kid tiene un método de trabajo:
Se pone a andar, sin más.
Va a hasta la playa, el puerto, se mete en la cuidad, las calles del centro, el trampantojo de la casa, el color azul, gris, dignidad de la familia, con muy poco dinero consigues ser elegante, pues lo mismo, eso me inspira.
Hice fotos, mira. ¿Ves? lo que te digo, hay que conectar el cerebro.
Echarle imaginación…
Y echarle huevos, dice el ingeniero,
pero es como yo digo, no como tú digas.
Lo mejor de cada campo,
lo que yo digo,
que tu trabajo hable por ti.
Dejamos que el ingeniero se currara su parte.
Nosotras seguimos a the Kid de regreso a Málaga.
Nos sentamos en la esquina a observar a todo el que pasaba, los camareros, dos chicos delgados de blanco y negro fumando en el descanso.
Muy Loquillo, altos, pelo negro peinado hacia atrás.
Uno le pasó el mechero al otro, que si había oído lo de las oposiciones a blablá.
La idea se formó en el coche, de camino a Alhaurín poniendo la música de Bebe a tope.
In crescendo.
(Me encanta Bebe, hasta se me saltan las lagrimillas).
Se lo contamos Álvaro, para que pusiera orden y un sentido todo esto que nos quemaba el alma.
Eso, Kid, como Lorca, sabor de la tierra, ¿no? Esas cosillas…