Mientras tanto, en la superficie, Blancheneige tuiteaba desde la leonera de su cuarto: Fuck violence, no more processed food.
Cuentos estultos, cuentos dramáticos y depravados con el escritor
Profesor de literatura y asesor literario. En LinkedIn escribe a diario, a golpe de obsesión, lo que ocurre cada cuatro minutos.
Sin vergüenza.
Blancanieves de Mariano Pagés
Harta de soportar a su madre enroscada en un mambo místico alimentado por psicofármacos y ayahuasca, Blancanieves decidió abandonar el palacio.
Se internó en el bosque y muchos animales la confundieron con una proteccionista de animales y la tomaron como confesora durante toda la noche. La pobre no pudo pegar un ojo.
Al día siguiente aparecieron en fila india siete enanos con un cucumelo en cada mano (más atmósfera lisérgica) y el más pequeño le obsequió un tallo azulado para que concilie el sueño porque ella misma les había contado que los animales no la habían dejado dormir un instante.
No alcanzó a masticar el tallo que cayó desvanecida. Los enanos se asustaron porque nunca habían visto nada igual, por comer tan solo un tallo de un hongo alucinógeno.
Llamaron a una curandera que les dijo, después de examinarla, que lo que tenía era un estrés galopante, así les dijo, que la dejen dormir, y les dijo que hicieran una vaquita para pagarle, porque ella no vivía del aire.
Los días pasaban y los enanos degustaban los hongos con melaza, en té y en otras infusiones nacionales y populares.
Una mañana, al filo del mediodía, apareció, montado en un caballo blanco, un príncipe sin reino. El rey no hacía mucho que lo había desheredado y el muchacho pasaba sus días trotando y buscando floripondios en el cementerio.
Al verlo, los enanos le pidieron ayuda y el príncipe sin corona hirvió agua con floripondios y le dio de beber de a sorbos cuando ya todos la daban por muerta.
Blancanieves despertó como si nada y abrazó a su salvador.
A escasos metros de la casa de los enanos había una tapera inmunda que acondicionaron para pasar el resto de sus días entre ratas y comadrejas.
Colorín colorado, este cuento ha terminado.
—-
love the colour pallete
me encanta