Bauhaus 5. Cien años de pureza. La forma sigue a la función.
Nudistas y vegetarianos. La tecnología empodera.
“I am tied to you. I sense a holy shudder gripping my soul when I talk about you.” -Franz Werfel a Alma Mahler
En este capítulo, queridos míos, my loveliest, my most dearest, vuelvo a los orígenes, a mi abuela materna, la de nombre de flor venenosa, nacida en 1906, y le dedico toda la serie a ella.
Recapitulando.
En Viena, con Klimt y Schiele, el Jugendstil, la Secesión Vienesa, el modernismo se marchitaba como una flor de Alicia en el país de las maravillas. Los adornos molestan, Klimt se viste con un saco y corre el aire. Sopla el viento, los dorados aturden. Las nuevas necesidades de la sociedad cambian la estética de la época. Cambia el viento, hay que mudarse, el edificio para el centro comercial Looshaus en Viena escandaliza por lo “soez” de sus formas, tan “obrero”, basto, barato, vulgar.
En Berlín, Walter Gropius funda un taller de artes y oficios.
Recorro la influencia de la escuela de Weimar a los largo de la arquitectura y el diseño del siglo XX, los locos años 20, el Minimalismo de los 60, la escultura de Richard Serra. Carl André, Claes Oldenburg, Eva Hesse. El diseño de interior, cuadros y muebles, revistas de moda y decoración, Jackson Pollock y las modelos. Trajes de chaqueta de Chanel con cuadrados Mondrian. Las artes trabajan juntas. (Busco botas de goma color verde-Eva Hesse, verde barro, para mezclar con una chaqueta chanelizada con cuadritos Mondrian.)
Nuestros estudiantes de Bellas Artes.
Arranco las raíces que se hunden en el impresionismo de Cezanne, pintar por planos de color, mi facultad de Bellas Artes, cuando aprendimos a pintar bodegones, luego los desnudos, los mil tonos de la piel. El fondo blanco. Los objetos son blancos, una tetera, botellas blancas, cilindros y conos. La luz eléctrica los pinta de amarillo, pero la luz del día entra por los ventanales y todo lo inunda de azul. ¡HA! A ver cómo te las arreglas. Los dorados, grises, malvas, verde rojizos, tierras ardiendo que salen de ahí… Nos volvimos expresionistas, tan expresivos forzando el cerebro con tanto blanco. Nosotros sí sabemos apreciar un gris, su calidez, su frialdad. Un gris es puro rojo, cian, amarillo. No hay más colores. El magenta, cian y amarillo poseen todos los colores. Qué bien entrenados. ¡Expresionistas!
Estudiar con la vista, el cerebro y la mano. El oficio.
En los años 90 el oficio de pintor estaba mal visto. El arte era filosofía, sólo tenías que sentarte a pensar, divagar en el aula. Sólo unos pocos profesores miraban hacia atrás, tomando como libro de texto toooda la historia del arte, los pigmentos, las tablas, esas cruces que debíamos montar y lijar y clavar para aprender la cocina de la pintura. Los vapores tóxicos. Los grandes ventanales de las aulas enormes. La figura y el fondo. El trabajo manual, la disciplina como los bailarines del Bolshói de Moscú. El trabajo comunal, gremial, como sucedía en la Bauhaus, o el el taller de Pacheco, el maestro de Velázquez. Nos encontrábamos en el corazón de la Historia. Utilizando las mismas herramientas. La yema de huevo, lijar tablas, y limpiar bien los pinceles con jabón al terminar la jornada. Pintura alla prima. Enhorabuena, te haces un cuadro en un día. Las yemas de huevo no se te echaron a perder.
Los espacios abiertos de esta cafetería, los cristales, las lámparas rectangulares provienen de Mies van der Rohe.
Estas construcciones de las afueras, casas para los obreros, brutalismo chic en la colonia de chalets. Da sensación de limpieza y modernidad. Las estructuras comunistas de Berlín Este.
Sin embargo no siempre somos tan listos, no estudiamos bien los materiales, la temperatura de la ciudad. La humedad proviene del río. Las sillas son incómodas, nadie se sienta en ellas. Nos hemos vuelto pedantes, manieristas, absurdos, el edificio se oxida y en realidad entorpece la vista. La mezcla, la sorpresa no resulta bien. El pegote de ladrillos es un nuevo rico, casi una película de Woody Allen. La casa más cool de las afueras, salgo en la revista Mírameynometoques, de decoración chic superguay. Henry Moore vibes… And Warhol-like. Childish girl-woman, the vibes of today.
Mis dibujos minimalistas son rosas, los agriso, pero Velázquez es plateado, colores tierra, Velázquez era capaz de pintar el vacío de un cubo como es la estancia de las Meninas.
Los colores digitales, los infinitos tonos vibrantes y profundos, pink, rojo fuego, los nombres rojo geranio, verde vejiga, verde musgo, fosforescencias, luz azul de la pantalla del móvil, de todos los dispositivos electrónicos iluminan la sala de exposición, blanca y mínima.
Esculturas en rotondas. Diletantismo. Aire moderno. Blatant patán, palos, bastones de caramelo, como Claes Oldenburg, pero esta rotonda y este parque se toman a sí mismos muy en serio. ¿O quieren romper el molde? Qué otra cosa hay detrás, ¿son Woody Allen? ¿Hay una crítica velada al sistema? ¿Es parodia? ¿No tenemos sentido del humor? ¿Ninguna autocrítica? Blando, patán, altanero, ridículo, es mejor no firmar nada.
Hasta la Ciudad de México llega el influjo de la Bauhaus, la colonia Roma-Condesa y en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, construida en 1931 por el arquitecto Juan O´Gorman.
Cien años buscando la pureza. No hemos inventado nada.
Los artistas expresionistas de principios del siglo XX, los futuristas, los cubistas, estaban fascinados con la naturaleza. Y con la propia naturaleza humana, con los artilugios que inventaba, los aviones, todas la máquinas. Se volvieron vegetarianos, veraneaban en la playa, practicaban el nudismo. Ernst Ludwig Kirchner y su pandilla del Brücke, despreciando todo lo que oliera a burgués, siendo ellos mismos burgueses, jugaban al primitivismo en la isla de Fehmarn en el mar Báltico. Brincaban por las rocas en verano, hacían el amor sobre la hierba y en los cafés, y se dibujaban y fotografiaban. En agosto volvían a la ciudad, redactaban sus periódicos, los suscriptores recibían a final de año una carpeta con obra gráfica original. Kirchner escribía sobre sí mismo la imagen que de él debería quedar para la posteridad.
Estos nuevos primitivos adoraban el espíritu, y al mismo tiempo la guerra les fascinaba: era la mayor obra de arte, el paroxismo de la esencia del ser humano, cuando las pasiones estallan. Lo sublime era el combate con la mayor tecnología nunca vista. Mientras esperaban en la trinchera, Max Beckmann salía a hacer bocetos de los alrededores, y lo anotaba todo en su diario, le escribía a su amada Nina. Ach, meine Liebe Freundin.
“El paraíso no puede ser robótico. … el paraíso tiene que asemejarse al alma misma… Conductas manejadas por folletos, porque no tendrán mucho tiempo para leer… folletos para ver cómo se tiene éxito … cómo se conquista a una mujer…como todos leerán los mismos folletos, las relaciones sarán muy fáciles pero muy aburridas .. la inteligencia natural será sustituida por inteligencias artificiales que ayudarán a la gente no a conseguir la felicidad sino a ayudarles a pasar el tiempo… la intimidad casi no existirá, la privacidad será lo que exista… y estará un robot deseando romperla”
Antonio Gala.
Salto en el tiempo, vuelvo atrás, me proyecto hasta ahora mismo, sentada ante el ordenador en la cafetería de cristales hasta el suelo, líneas rectas luminosas, no tropiezo con florituras, los ojos no me arden.
La tecnología empodera, la persiguieron los alumnos de la Bauhaus, investigaron las necesidades del hombre contemporáneo.
Cien años de estética en pleno apogeo.
Nice. Beautiful drawings on your insta btw. Exquisite and edgy! Anywhere else I can view your Art? Sending High Spirits to you from New England US.